Allí grabamos un mensaje para el Día de las Lenguas
y los alumnos hicieron este diario
DIARIO VIAJE A SUECIA
Todo empezó el día 12 de
septiembre a las 3.30 h de la mañana. Hacía algo de frío y empezaba nuestro
viaje internacional desde "la Torre". Aproximadamente 3 horas después
llegamos a Madrid, donde cogimos un avión hasta Zurich, y luego otro a
Estocolmo. Llegamos allí sobre las 3 de la tarde, y cuando llegamos nos estaban
esperando los demás chavales y profesores. Pero el viaje no terminó ahí, ahora
nos quedaban otras 3 horas en autobús hasta Ludvika, ciudad en la que está el instituto
que nos acogió. Cuando llegamos nos estaban esperando nuestros
"hermanos" suecos, y con ellos fuimos a casa, cenamos y nos acostamos
muy pronto.
Día 13, día de
"reconocimiento". Nos tenían organizadas todas las actividades, y hoy
tocaba conocer Ludvika. Por la mañana fuimos al instituto, donde el director
nos recibió con una charla y después nos obsequiaron con un pequeño almuerzo.
En el centro también tuvimos un pequeño concurso entre nosotros, organizado por
grupos para conocer mejor a los chicos de los otros países. Cuando éste acabó,
fuimos a comer al comedor donde ellos lo hacen habitualmente. Después de comer
tuvimos una charla con un directivo de ABB, empresa que hay en Ludvika de
energía que dá trabajo a un montón de gente de la zona. Luego, por la tarde nos
dieron otra charla en el instituto y nos enseñaron el otro centro educativo que
hay en Ludvika, en el cual nos tenían preparada
una sorpresa… un magnífico partido de hockey, en el todos los integrantes
del comenius, incluyendo profesores, participamos. Después del partido volvimos
al instituto de nuestros compañeros suecos y nos dieron otra charla sobre medio
ambiente la mar de entretenida.
Agotados y cansados nos volvimos a nuestras respectivas casas con nuestros nuevos amigos suecos, cenamos muy temprano, respecto con los horarios de allí de comida-cena y la cama. A la mañana siguiente nos esperaba otro viaje en autobús a Estocolmo para visitar el magnífico museo del Vasat, en el cual, tras una visita guiada nos explicaron que todo el museo giraba entorno a un buque totalmente reconstruido del siglo XVII. Nos paramos a comer en un restaurante dentro del museo y emprendimos de nuevo nuestra travesía. De vuelta a los autobuses no dieron tiempo libre para visitar la parte antigua de Estocolmo y ojear sus calles y tiendas. Tras pasar por la casa real, ver de fondo el parlamento y oler el mar del puerto de Estocolmo nos volvimos a los autobuses y de regreso a Ludvika.
ESTOCOLMO |
El último día de viaje y sorpresas, de forma monótona nos metimos en el autobús, ya familiar con todos nuestros compañeros y ya amigos que formaban el comeniun. Nos llevaron un sinfín de pueblos famosos por sus tiendas y artesanía como la famosa tienda de fabricación de caballos de maderas, cuyo nombre no logro recordar. Viendo un sinfín de parajes verdes, bosques sin fin y lagos interminables nos adentramos en pequeños pueblos integrados entre el paisaje. Al acabar de ver todo lo nos quisieron mostrar cogimos el autobús para no retornar a estos lugares y nos llevaron una vez mas Ludvika para darnos una despedida inesperada… ¡A jugar a los bolos nos pusieron a todos! Nos calzaron unos zapatos e hicimos acoplo de bolas para derribar hasta el ultimo bolo, o eso se intento… pero allí estuvieron nuestros amigos suecos para enseñarnos, con los cuales a acabar la partida nos fuimos con ellos a sus casa a cenar por ultima vez y descansar.
NOSOTROS |
La mañana siguiente, que por cierto no era mañana sino madrugada, nos levantaron tempranísimo para no perder nuestro vuelo. Todos dimos los últimos saludos y subimos por última vez en el autobús y de regreso a Estocolmo para tomar el vuelo a casa, pasando por Frankfurt y con mucha suerte visitando otra ciudad europea más, en la que nos cansamos de andar. Una agradable tarde en Frankfurt y de regreso al aeropuerto, para marchar por fin a casa después de un no parar de viajar.
Llegamos sobre las 12 de la noche y listos para buscar el coche aparcado en una jungla de automóviles, que con suerte no tardamos en encontrar. Arrancamos el coche y en un abrir y cerrar de ojos estábamos otra vez donde empezamos, en la “Torre” esperando nuestra familia para llegar a casa, dejar de lado la pesada maleta y echarnos otra vez en las camas, para que por la mañana contar todo cuanto pasó, allá arriba en norte.
HASTA PRONTO |
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